miércoles, 8 de junio de 2016

EL PUENTE SOBRE EL RÍO POLOCHIC

El maestro chilo cerraba el portón de la escuela.

Un viento fresco venido del cañón del polochic le traía olor a tierra mojada y a calles recién barridas.




junto a la pared de adobe del rancho de los Tujab, crecía un Guisquilar.


En la vecindad vivia la niña Lucia, hijita del jefe de la policía.

Lucia sonreía con su acostumbrada sonrisa de niña traviesa que lastimaba a la mirada. era una mujer singular. Parecía un querubín escapado del retablo del altar de la iglesia.

Don chilo al llegar al huerto con portón de viejas bisagras, empujaba para hacerlo girar y solo escuchaba los quejidos de la talanquera oxidada, ya no pudo enderezar la cabeza, porque su nuca estaba tiesa: lo cual le deaba un aspecto de tortuga izabaleña.
miro al cielo de reojo: aspiro el olor de los durazneros en flor:se puso el palo que usaba como baston bajo el brazo y llamo aplaudiendo.


El cajón rustico de cuatro tablones crujió con lastima al introducirlo, al darle cristiana sepultura. Después las palas de los albañiles, implacables empezaron a dejar ir tierra.

Una de las palas se chasqueaba la lengua corta y ancha al recoger los puñados de terrones. La tierrita quedo fija la cruz de madera rolliza, con un: "Descanse en paz Maestro chilo". Aquí acaba este cuento. Pudiera ser que en él existe mucha fantasía pero la verdad lo escribi como me lo narraron y si hay irrespeto al finado Maestro chilo mía no es la culpa. En el inframundo le dirian si fue cierto, que yo no quito ni pongo vidas.

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